Excusas y chicanas en el Salón Blanco

Fiel a su estilo, un balbuceante Mauricio Macri se presentó en conferencia de prensa junto a sus ministros para contestar las palabras que Cristina le dedicó en su discurso fustigándolo por no hacerse cargo de lo que habìa acordado y firmado con el Gobierno Nacional respecto del traspaso de los subtes y el premetro de la CABA.

"Cristina miente" fue el argumento central basándose en cifras e inversiones que el Gobierno Nacional habría prometido y no cumplió, el número de policías que harían falta para custodiar el servicio y el estado del subte haciendo referencia a la tragedia de Once, el mismo en el que se encontraba cuando firmó el acuerdo el 3 de enero y no objetó entonces, todo detallado en "una carpeta" que le alcanzará a presidencia para reanudar "el diálogo" sobre el traspaso directamente con Cristina.

Esto último venía siendo buscado por Macri desde octubre, luego de las elecciones como único opositor sobreviviente de la debacle electoral al haber resignado su candidatura presidencial para bajar a la CABA en donde obtuvo un triunfo aplastante. Solo había conseguido juntarse con Daniel Scioli en el célebre partido de futbol en Mar del Plata en donde ambos se presentaban como "lo que viene" inmediatamente después del arrasador triunfo de Cristina y cuando ella se encontraba internada esperando su operación de tiroides.

Más allá de lo discutible de las cifras y argumentos que Macri presenta, una sobreactuada indignación y sus chicanas de baja estofa, le es bastante complicado disimular que no quiere hacerse cargo de los servicios que había tomado. Lo que podía constituirse en un logro de gestión muy apetecible termina siendo un paso en falso que lo deja mal parado frente a su carrera a la presidencia en el 2015. "No hacerse cargo" es una mancha imborrable y contra esa imagen está peleando además por mantener el lugar de opositor excluyente que interpela al Gobierno Nacional y que el oficialismo a través de Cristina avala al ponerlo en el centro de sus embates.

Tiene la ventaja de encontrarse parado en un páramo, pero a la vez la obligación de mostrar gestión y compromiso, algo que venía logrando con éxito a la luz de los resultados electorales que lo revalidaron al frente de su distrito.

El "diálogo" en este marco es una premisa imposible pero desde este lugar coincidimos con Gerardo Fernandez en este post, en donde le pide al oficialismo nacional no entrar en "la lógica de Tom y Jerry" en una pelea que se prolongará a lo largo de ambos mandatos.