Los trapos se aguantan con militancia.Mucha militancia vimos ayer por las carpas peronistas. Un aquelarre silvestre, alegre, contento de liberar su energía y desplegarla sobre el terreno en donde se está jugando un partido importante, de esos que definen el campeonato o mantener la categoría.
Se combina en el aire la palabra del intelectual que da una charla en una de las carpas y en la de al lado algún representante de un sindicato da un encencido discurso de barricada que arranca el aplauso. Se debate, se interroga, se analiza el conflicto. La política aterrizó en la Plaza Congreso.
Desparramados en sillas de plástico los movileros esperan que pase "algo". Por la vereda cruzan kilómetros de cables de los móviles de exteriores, están todos. Alguien recita un poema y ensaya un discurso libertario y las cámaras se encienden y lo toman en vivo y lo transmiten. Hay como un divorcio entre lo mediático: hablar de toros, palomas, las comodidades de las carpas, cuanto cuestan y el lenguaje que se habla en esa vereda.
Un verdadero "choque de culturas"
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