Sálvese quien pueda

Ayer a la tarde estaba en un boliche de Congreso charlando de política con un compañero. El nuevo escenario era el tema excluyente. Había un plasma a mis espaldas sintonizado en TN y lo veo levantar la mirada mientras charlábamos para atender a la pantalla y me dice al adveritir que había desviado su atención: "mirá" . En la pantalla estaba Felipe Solá con su plana mayor en conferencia de prensa. No había sonido, ni música había en el boliche, pero no hacía falta. La imagen lo decía todo, además del zócalo en la pantalla. Lo miro y le digo "mirá a Felipe, envejeció 10 años de golpe".

"La política es ingrata, es la primera lección. Este tipo actúa siempre como si se le debiera algo" le digo.

Y el tipo estaba solo. Más solo que nunca. Nada que hacer, lo que iba a pasar pasó en forma inesperada.

"No hay que tenerle miedo a las urnas" dijo radiante el hombre de la billetera, feliz de que le resuelvan los problemas sin que le cueste un dolar.

Y el tercero en discordia hacía equilibrio aunque tampoco le disgustaba demasiado el cambio de escenario. Ahora va a haber choque de trenes en Capital, a menos que alguien deserte.


A los botes.