Panorama al comienzo del año

Nadie, ni el más optimista de los kirchneristas hubiese imaginado un año atrás que al comienzo de este año electoral ningún analista político dude de la victoria del FpV-PJ en las elecciones de octubre si las cosas se mantienen más o menos como hasta ahora. Esta es una especulación temeraria ya que la política es muy dinámica y los escenarios suelen cambiar con rapidez ante los acontecimientos y la respuesta de un gobierno para enfrentarlos. Decimos victoria pero no triunfo en primera vuelta lo cual si está en discusión.

La sensación es que el Gobierno ha asimilado el durísimo golpe de perder a su conductor estratégico y no sin algunos cimbronazos y reacomodamientos, va encontrando el rumbo para decidir acertadamente acerca de los problemas que se le presentan en varios frentes a la vez; el Gobierno puede cometer errores pero tiene la voluntad y la necesaria flexibilidad para corregirlos contando además con el mayor número de cuadros políticos fogueados en la gestión a los que puede recurrir en cualquier momento en que se requiera un cambio.

Así pudo enfrentar un diciembre movido en donde la oposición mediática trató de explotar al máximo la tomas de predios, el faltante de combustible, los cajeros vacíos, etc: todo aquello que generase malhumor, ansiedad o directamente miedo en la población. Ante un problema que se dilata en el tiempo la confianza en el Gobierno suele decaer, pero si este es resuelto en un tiempo razonable la administración sale fortalecida. A la larga esto es reconocido.


los sectores de oposición se encuentran hoy pagando el error de haber constituido hace un año un bloque al uso que se le daba a estos acuerdos para enfrentar a una dictadura y someterse a la conducción de las corporaciones, cuyos gerentes políticos fueron sus exponentes más intransigentes y faltos de cintura para adaptarse al momento político y tratando de socavar por todos los medios la gobernabilidad no para obligar al Gobierno a negociar sino directamente para que se rinda ante la avanzada corporativa. Toda oposición es generdora de mala onda hacia la administración y debe demostrar que sería más eficiente en un cambio de mando, pero no genera mucha confianza si el objetivo que se percibe es poner palos en la rueda sistemáticamente tratando de quitarle al Gobierno todas las herramientas de gestión, incluso al precio de generar una crisis que todos terminamos pagándola. Pero este fue el dilema: las corporaciones quieren un cambio radical de paradigma en el poder y esto solo podría imponerse ante una crisis fenomenal. Incluso la pretensión de buena parte de la oposición política era generar la crisis y que sea este gobierno el que encare un ajuste brutal y desande el camino trazado durante estos 7 años.

Así llegamos al año electoral con los diferentes espacios opositores sin un liderazgo claro; quizás el único con posibilidades de gobernar que lo tenga sea el PRO pero se sabe que Mauricio pone la cara pero los que gestionan son otros, además de sus eternos problemas para desplegarse más allá de los límites de la CABA. Lo que si el PRO ha logrado es instalarse como la contracara del oficialismo nacional al precio de endurecer su discurso en una forma que se aleja de su construida imagen de "partido de gestión no ideológica" para representar lisa y llanamente a la derecha. Al definirse ideologicamente en una forma tan clara logran también estrechar el margen de adhesión en el electorado y hoy una candidatura nacional de Mauricio Macri apenas pasa los dos dígitos de intención de voto siendo sin embargo quien tiene los mejores numeros de la oposición.

El Gobierno también eligió como su contracara al PRO y a un candidato testimonial que no puede ni el 10% de lo que se le atribuye: Eduardo Duhalde. El resto absolutamente falto de reflejos miró desde la tribuna el debate acerca de las tomas y los medios que consumen conflicto en el afán de vender y de limarlo al Gobierno se entretuvieron en las anécdotas de esta pelea invisibilizando a todos los demás. El resultado es que a 10 meses de las elecciones nacionales todos los candidatos de la oposición miden espantosamente mal y deben resolver como erigirse en una opción que represente el voto de aquellos que quieren un cambio a nivel nacional.

Duhalde es quien también algo gana en este escenario. El Peronismo Federal como se lo conocía ha muerto con dos de sus candidatos prácticamente abandonando: Felipe Solá que no levanta cabeza y Mario Das Neves que ni siquiera ha logrado alambrar su provincia con su precandidatura en la que tiene serios problemas acerca de la continuidad de su proyecto en Chubut. Adolfo Rodriguez Saa sabe que no tiene chance ni aún ganando la interna del PF pero el objetivo de mínima de alambrar su provincia está asegurado. La herramienta electoral creada para tratar de morderle votos al peronismo se ha convertido en el duhaldismo y el candidato a pesar de ganar la interna, ve día a día achicarse su base de sustentación en el armado y en lo institucional con dirigentes intermedios que se la pasan pensando en cuando pegar el salto de regreso y conversan todos los días con el oficialismo acerca de eso.

En las filas republicanas el desconcierto es cada día mayor: en lugar de ir convergiendo a una candidatura cada vez aparecen más precandidatos a la presidencia. Es un hecho que Ernesto Sanz quiere dar la pelea y hasta Hermes Binner ha dejado trascender que se presentaría a las internas en el Frente Progresista con el candidato radical que surja si logran resolver en la UCR este tema antes de agosto. La clave para esto último sería que Cleto Cobos se baje de una vez por todas de su candidatura y que se dispute una interna cerrada entre Alfonsín y Sanz. La paradoja es que se compraron de vuelta al traidor de Cobos cuando lo números le sonreían y ahora se lo quieren sacar de encima y Cleto no les afloja por lo menos hasta que no le ofrezcan algo apetecible a su gente que quedaría en el desamparo si el paraguas de Cleto se retira. La UCR necesita un candidato urgentemente pero parece que hasta ahora no hay uno de sus dirigentes que sea síntesis de todos, o más bien, que le garantice entrar eventualmente en el ballotage con Cristina.

Este panorama hace que el mayor interés se centre en como el FpV-PJ cierra en Nación y sobretodo en la PBA. Un cierre prolijo que trate de contener a todos o al menos a la gran mayoría será clave para encarar el desafío del 2011. Esto lo tienen presente tanto Cristina como Daniel Scioli, que mal que le pese a los que todos los días publican rumores de una ruptura inminente con Cristina ya está prácticamente definitivamente encarando su reelección al frente de la PBA. El nombramiento de Juan José Mussi en Medio Ambiente es una movida en ese sentido, es alguien del territorio del Conurbano respetado por sus pares y con buena imagen en la militancia. También Daniel movió en estos días con la reunión con representantes del Movimiento Evita y con el intendente de Bragado, el Gaucho San Pedro que es el representante del Partido de la Victoria que suma al FpV a gente por afuera de la estructura del PJ. Sin mucho detalle, lo que sabemos de la reunión es que todos se fueron muy satisfechos y con un ofrecimiento de espacios por parte del gobernador bonaerense. Esto además
de tratar de contener busca alejar a Scioli del perfil de centroderecha que le suelen endilgar dirigentes como Martín Sabbatella que peleará por la gobernación pero apoyando a Cristina a nivel nacional. Este cierre con el NE se ha transformado en una incógnita con los cruces en la PBA y ahora también en Capital en donde sus referentes han manifestado la voluntad de lanzar una propuesta alternativa a la que resuelva el FpV-PJ Capital. Scioli por su parte le ha dado en estos días un apoyo explícito al PJ Morón yendo incluso en persona a apoyarlo en la pelea local con el sabbatellismo.

Esto es más o menos como va pintando el asunto este principio de año. Faltaría agregar, aunque ya lo hemos hecho en entradas anteriores, el aburridísimo debate por el Frente Progresista en la PBA en donde la figura de Margarita Stolbizer quiere liderar un acuerdo tan amplio que no deja conforme a nadie y menos a Proyecto Sur que no quiere ser "furgón de cola" de la UCR más porque los acuestan en la mesa de negociaciones que por razones ideológicas que, aunque no negamos que existan, vienen tan bien a la hora de explicar porque no se hace algún acuerdo. Entre tanta explicación le terminan pegando a Margarita, una eventual aliada de los de Pino solo si la UCR se queda afuera, una condición imposible de cumplir por parte del GEN que en el interior de la PBA sus dirigentes quieren cerrar con la UCR para mantener los espacios de poder obtenidos y por allí Proyecto Sur no existe.

Fuera de concurso queda Lilita Carrió que viene cerrando las listas con gente de su propio espacio y en unos días se lanzará como candidata en Mar del Plata. Lo del cierre es más que lógico: es la mejor forma de contener a la tropa que ve con desazón que se van quedando solos y las posibilidades de mojar se esfuman, pero no vaya a ser que cuando no haya lugar para donde correr porque el resto del republicanismo está cerrado, que Lilita salga conque hay "un cambio de escenario político" y deshaga estas fórmulas acordando con por ejemplo el Bulldog López Murphy o con algún otro.

Así vemos como este año electoral comienza a perfilarse. El verano será para prepararse para cuando la cosa empiece en serio en marzo o a más tardar en abril.

* Ezequiel Meler analiza aca "los fantasmas del radicalismo"