Apuntes en las vísperas

Un fantasma recorre la PBA el distrito que define las elecciones nacionales, base territorial imprescindible para el despegue de cualquier proyecto político que pretenda conducir la Nación o haciéndolo mantener la gobernabilidad. Es allí donde se decide la suerte de cualquier gobierno no solo cada dos años cuando el pueblo concurre a las urnas sino en el día a día, cuya conducción dentro de los márgenes del buen gobierno por razones ya históricas hace imprescindible la armonía entre ambas administraciones. El déficit estructural de la provincia hace que tenga que recurrir periódicamentre a la ayuda de la Nación para cumplir en tiempo y forma con obligaciones tan básicas como el pago de sueldos y aguinaldos y a su vez la Nación no se puede permitir que la gobernabilidad en la PBA entre en peligro bajo el riesgo de demoler la propia. Dos verdades que han sido argumento para el análisis de ambos sectores en pugna: el kirchnerismo cuenta con la necesidad de la administración Scioli para doblegar cualquier intento de rebeldía abierta y el sciolismo con que un estallido social en la PBA le explotaría en la cara a la administración nacional no teniendo otra alternativa que abrir la mano y rescatar las alicaídas finanzas provinciales. Por encima vuela el fantasma de la ruptura abierta de cuyas consecuencias nadie estaría a salvo.

De los tantos análisis de esta situación que podemos leer en los medios y portales el más provocador es este de Ignacio Fidanza en LPO: Scioli ya rompió y su candidato es De Narváez:

Entre Daniel Scioli y Cristina Kirchner ocurrió lo mismo. La ruptura ya se produjo, sólo que la utilización prudente de silenciadores, provoca la ilusión de una ausencia de disparos. Pero las bajas se producen y la guerra existe.
Scioli está respondiendo al ahogo financiero de la Casa Rosada, que busca su caída, con una voluntad de pelea que contradice la mirada lineal que habla de su falta de coraje o una supuesta pulsión por el servilismo al poder. Claro que lo hace, como el mismo se cuidó de explicitar, “sin pisar el palito” de la confrontación abierta. Es decir, para qué simplificarle la vida al kirchnerismo, siempre presto a construir nuevos enemigos para cohesionar su base política.

El artículo disparo este  análisis de Abel Fernandez a quien comento que comparto la visión de Fidanza acerca de la ruptura y me contesta:

La racionalidad política me indica – lo desarrollo en el posteo – que a Scioli no le conviene “romper”, si por eso se entiende enfrentar este año a los candidatos de Cristina en las urnas.
Y a Cristina tampoco le conviene que Scioli lo haga.

Por supuesto, las decisiones políticas no siempre son racionales (o debería decir “rara vez son racionales”?). Pero tanto una como el otro han mostrado siempre racionalidad en sus decisiones (lo q no quiere decir que no se equivoquen, ojo). ¿Van a dejar de serlo, en un año electoral, a dos años de las presidenciales?

 Y si, la racionalidad política indicaría que debería encontrarse un punto de acuerdo, al menos en como dirimir la interna o dejarla para más adelante una vez que las legiaslativas hayan pasado y que se espere el turno de las elecciones del 2015 en donde se decidan los cargos ejecutivos a nivel provincial y nacional.  Pero, podría Scioli aceptar que en Olivos se decidan las candidaturas seccionales que renuevan la mitad de la Legislatura bonaerense o Cristina aceptar un doble juego de Scioli corriendo con la ambulancia colorada en donde colar los nombres que no serían aceptados en una lista kirchenrista?  Hay margen para jugar "adentro y afuera"? Si bien la estrategia número uno de Scioli hasta ahora era resistir a como de lugar esperando que obturada la reelección de Cristina no hubiese más remedio que aceptarlo como heredero natural del proyecto político iniciado en el 2003 con él como uno de sus protagonistas principales, la hora lo obliga a tener que mover en alguna dirección abandonando la táctica de golpear al kirchnerismo con los gestos y luego salir a minimizar o a desmentir y desautorizar a sus operadores cuando adoptan posiciones rupturistas.

“Scioli está condenado a romper. Pero quiere manejar los tiempos y no lo van a dejar.” me dice un amigo conocedor del paño y que dialoga todos los días con gente que se encuentra a cada lado de la linea de trincheras. No es muy diferente a lo que vengo escuchando por parte de dirigentes y funcionarios kirchneristas desde que comenzó al principio del 2012  la campaña de fotos y gestos desde Villa La Ñata en el marco del operativo despegue del gobernador: "si se quiere ir que se vaya ya" era la respuesta.

Es por todo esto que creo que la ruptura ya está en marcha y la discusión acerca de los tiempos y su administración es la que hoy ocupa el escenario político en la PBA y condiciona no solo al armado del oficialismo sino que de la definición de esta contradicción están dependiendo los armados políticos que irán a las primarias en agosto y quienes las superen se enfrenten en octubre en las generales, todo en el medio de la crisis de gestión del gobierno provincial una realidad que esta interna no genera pero que la condiciona terriblemente.

Si bien el final está aún abierto el panorama comienza a cerrarse aceleradamente.