viernes, 24 de agosto de 2007

La hora del Bulldog


La política por estos lados parece ser tan dinámica que de una semana a la otra podés pasar de paria a magnate sin escalas. Esto es lo que en estos días le está pasando al Bulldog que de la humillante situación en donde Macri ni le atendía el teléfono para no escuchar sus ladridos que le reclamaban el apoyo prometido ha pasado convertirse en el árbitro de la interna de la derecha.

Formado en la UNLP no le tembló el pulso para firmar un proyecto que recortaba el presupuesto de las universidades públicas a niveles irrisorios y obligaban a conseguir otra forma de financiamiento como el arancel y organizar kermesses. De esos días de estudiante me contaba la otra vez el economista Pancho: "Yo militaba en la JUP y el en la Franja y sus ideas eran de izquierda. Me decía que todas las noches si no leía al menos una página de Marx o Lenin no se podía dormir"

Luego claro, se bajó del caballo por el otro lado y fundó FIEL y fue defensor a rajatabla de los acreedores externos, de la liberalización total de la economía, de la baja de salarios de los empleados públicos y todas y cada una de las medidas antipopulares aplicadas por el gobierno de la Alianza del que fue uno de sus más conspicuos miembros.

Inventó el presonaje del Bulldog para perfilar su imagen. Quienes lo conocen dicen que es una persona con un gran sentido del humor siempre dispuesto a la broma y al chascarrillo. Fundó Recrear con parte de los restos de la UCR y la UCD y se alió con Macri más por una exigencia de eventuales sponsors que les recomendaron a ambos que unan las billeteras porque por separado no le bajaban la tarasca a ninguno.

Pero bien, vino el triunfo en Capital y el Bulldog rápidamente se tiñó de amarillo y negro taxi. Y su socio le recordaba a cada paso que el triunfo era de él y no lo iba a rifar apostándolo a un matungo que no entra ni a placé. Pero llegó el hada protectora, la republicana ética que le tiró una soga y el Bulldog subió sus acciones en un efecto simil burbuja inmobiliaria: pareciera que el precio está inflado frente al valor real.

Disfrutalo Ricardo.

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