Una de mis favoritas a la hora de la ducha. La historia de un tipo que justifica las làgrimas por el amor perdido por el humo que dejan las llamas de ese amor al apagarse.
He escuchado muchas versiones de esta canciòn, quizàs la mejor sea la de Los Plateros con ese sabor bluesy que le daba su solista y la peor serìa la de Juan Ramòn en donde la traducciòn de la letra lo traiciona haciendo que la mina no lo pueda ver a causa del humo, un espanto total.
Pero esta versiòn de Bryan Ferry en vivo en Parìs en el año 2000 con una gran orquesta y un solo exquisito de saxo alto me encanta.
Disfrùtela mientras se restrega los ojos a causa de gases menos romànticos.
Geopolítica desde el Extremo Sur
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El año pasado mencioné en el blog este artículo, más formal y teórico que
la mayoría de los posteos que subo aquí. Está escrito «a la sombra de las
guerras...
Hace 4 horas
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