Mosaico dominguero

Luego de una semana cargada de anuncios económicos que apuntan a incentivar el consumo y la inversión, proteger las fuentes de trabajo y la creación de nuevos empleos via un keynesianismo del siglo XXI se viene otra en donde lo político será central y el kirchnerismo apuntará a oxigenar el espíritu frentista de la coalición de gobierno.

Mañana tendrá lugar el anuncio del plan de obra pública y el martes en el Teatro Argentino de La Plata se convocará a los sectores que acompañan el devenir de la gestión en el medio de deserciones que aprovechan la amplificación que les brinda una derecha mediática ávida de renuncias en la vereda de enfrente. Esta es la apuesta central de un gobierno que ante la adversidad no arruga, con el que se puede coincidir o no pero al que no se le puede achacar perplejidad e inmovilismo frente a un escenario cambiante y una sociedad que exige mucho más de lo que está dispuesta a sostener políticamente.

Esta apuesta es bien leída por la prensa que sale al cruce en esta nota de Clarín o en esta de La Nación de hoy. Ambas notas dan cuenta de la preocupación de los aliados ante la "pejotización" del armado oficialista, una hegemonía a la que juzgan excluyente y que los dejaria afuera de todo. A su vez, además de estimular a los sectores con capacidad de consumo que bien canalizado mitigaría en parte los efectos de la crisis económica, como dice el Cro Artemio se hace imprescindible una acción que beneficie directamente a los sectores más débiles ante un escenario de crisis. Y es allí también en donde los referentes locales cobran mayor peso: la crisis hace imprescindible el apoyo de quienes conducen el territorio en donde se asienta el hambre. Y por supuesto este apoyo deberá ser correspondido en forma concreta.

Esto es leído por sectores del progresismo cuyo predicamento sobre las capas medias de la sociedad también ha caído y ensayan un armado contrarreloj de un referente de centroizquierda que no es hegemonizado por nadie y por lo tanto su concreción está bastante en duda. Diferencias ideológicas que salen a la luz un año después de una fructífera sociedad con el kirchenrismo en el 2007 pues pareciera que advierten que de allí ya no hay margen para su crecimiento o que la resolución a derecha de la disputa es inexorable dado el clima dominante en la sociedad y se preparan para el aguante testimonial a la espera de tiempos mejores.


Es bastante extraño que un gobierno que obtiene holgados triunfos en el Congreso, con la salvedad de la estrecha votación del polémico artículo que propicia el blanqueo de capitales descontado desde el vamos, mantenga una imagen de fragilidad que los hechos no confirman al menos en el plano institucional. Es en la consideración pública en donde se está pagando el desgaste de la gestión y errores que anotan en el debe sectores que en su momento acompañaron las iniciativas fallidas.


A derecha, haciendo base en una ética republicana que se esfuma puertas adentro se lanzan expectativas de frentes opositores, armados en donde todos conversan con todos, globos de ensayo largados a los gritos por los medios que rápidamente se desinflan y no aguantan 3 ediciones seguidas de los diarios.

Ante la oportunidad de nacionalizar las elecciones legislativas y prepararse para un eventual triunfo en el 2011 surgió la necesidad de los líderes nacionales de la oposición de crear la alianza 2.0: un hecho político nacional que intenta disciplinar a los referentes de cada distrito en las vísperas de una elección cuyo signo se debate entre ser la expresión de realidades locales o un gran plebiscito que se expida sobre la aceptación o no del gobierno nacional.

Líderes nacionales que no conducen a sus propios referentes en el plano local como la UCR federal que aunque se encuentra al frente de la conducción nacional del partido es inexistente e impotente para influir sobre posibles acuerdos en la Pcia. de Bs. As. o como Elisa Carrió quien se la pasa corriendo el límite que separa a dignos e indignos de sumarse a un frente opositor al compás de los hechos consumados por sus camaradas bonaerenses. Es interesante también lo que Manolo señala acerca de la visión de Carrió sobre el 2011: un cambio de régimen, similar a la retirada de la dictadura en el 83 en donde las segundas o terceras lineas pueden ser rescatadas por la democracia gris y toda la responsabilidad caería sobre los "corruptos irrecuperables" de la mesa chica.

Esto parece haber sido leído correctamente por Felipe Solá quien concentra sus esfuerzos en su territorio natural: la Pcia. de Bs. As. y le ha dado en principio buenos resultados: la estrategia parlamentaria del peronismo disidente tanto en el Congreso Nacional como en la Legislatura bonaerense gira alrededor de su figura, borrando a su competidor por ese espacio Francisco De Narváez quien pretende hacerse fuerte haciendo pié en lo mediático con spots publicitarios de su mamarracho cibernético parapolicial. Esto a la luz de algunas encuestas le ha traído algún rédito: su figura tiene alto reconocimiento y mide bastante bien aunque la tarea de consolidarlo territorialmente está aún pendiente.


Un fin de año intenso, en donde un gobierno ha leído correctamente la coyuntura internacional y su correlato local pero que necesita ampliar el consenso en la sociedad que se siente abrumada por la incertidumbre y la fragmentación que es fogoneada por quienes esperan sacar un rédito político del miedo. Es quizás alli en donde se encuentre la clave para resolver el enigma politico: estimular un cambio de signo de este humor, volver a recrear un espacio en donde amplios sectores otra vez se reconozcan como compañeros.