La mayoria y el consenso

Pasada "la madre de todas las batallas" en el Congreso nos queda la sensación de que nada sera igual a la previa de este debate que muchos dudaban se iba a dar en un momento de debilidad política del oficialismo luego de haber perdido las elecciones del 28 J. Aún con la conformación del "viejo Congreso", el oficialismo es la primera minoría, siendo imprescindible lograr acuerdos políticos con bloques y partidos afines para lograr una mayoría heterogenea que haga posible la acción de gobierno.


Heterogenea como la multitud que se agolpó frente al Congreso Nacional a la espera de la definición en el recinto, cuyas únicas dudas eran por cuantos votos se iba a aprobar la ley en general y cuanta fuerza haría la oposición al votar los artículos más resistidos por los intereses de los medios. Esa misma heterogeneidad enriquece a un colectivo impensado en circunstancias no muy lejanas en el tiempo y contiene un pluralismo que enfoca hacia una política de mayorías diversas pero unidas, de identidades que no se disuelven sino suman al conjunto. La permanente construcción de estas mayorías requiere de iniciativas que la militancia activa las consolide en la consideracion ciudadana como positivas para el conjunto de la sociedad que espera elevar el nivel de justicia.

Uno de los mitos que el debate por la nueva ley de SCA derribó y constituye una enseñanza para el futuro, es que la opinión pública se opone automáticamente a cualquier proyecto que provenga del Gobierno. Sobre este mito cabalgó la oposición ya sea desde los tanques medíaticos o en sus discursos en el Parlamento.


Algo notable es que repasando los discursos de los senadores a favor y en contra del proyecto de ley pareceria que estuviesen hablando de temas absolutamente diferentes. Quienes promueven "el consenso" revelan en sus dichos y actitudes que solo intentan preservar un estado de cosas insostenible y le huyen (como tambien lo han hecho en forma física un Diputados) a todo debate que proponga cambiarlo, haciendo imposible cualquier "consenso".


Y parece imposible unir en una misma fuerza política a quienes reivindican la identidad peronista o radical desde veredas completamente antagónicas, desde visiones del mundo antitéticas. Tiene algo que ver el Lole Reutemann, Rodriguez Saa, Chiche Duhalde o Romero con el peronismo que hoy gobierna? No hay más puntos de contacto con el resto de la oposición de derecha que con el propio peronismo?


No es casual entonces que sean estos dirigentes los que proponen la disolución de las diferencias ideológicas entre los partidos mayoritarios en nombre de "las tres o cuatro cosas en las que todos estamos de acuerdo" o el "consenso bobo".


Lo político, la necesidad de gobernar con una base lo más amplia posible a veces suele hacer que lo ideológico pase a un segundo plano pero nos parece que se impone una definición más clara del peronismo como expresión que necesariamente debe acompañar el regreso de la política a la lucha por el poder en la Argentina.


Solo desde esa identidad se podrá llamar a aquellos que representan con sus matices a distintas expresiones populares al acuerdo de mayorías que contribuya a ganar esta pelea.