La expectativa y el desafío

El formidable avance de oficialismo en el terreno político desde las elecciones del 28J deberá ahora con el recambio de medio término consolidarse o diluirse institucionalmente. La discusión por la primacía en la Cámara de Diputados ocupará el debate de aca al 3 de diciembre cuando tendrá lugar la sesión preparatoria en donde se elegirán las autoridades del cuerpo.

Si se observa la futura composición de la cámara baja se ve una mayor dispersión de las fuerzas, con expresiones opositoras que aspiran a aprovechar la ventaja del incremento en el número de diputados propios y verla plasmada en la nueva composición de autoridades del cuerpo y la representación en las comisiones, pero aún no tienen la necesaria cohesión interna en sus propios bloques, al menos en los espacios que aspiran a ser opción de poder inmediata en el 2011.

La UCR luego de una árdua pelea consiguió incorporar al cobismo y otras expresiones radicales y llegó a ser la segunda minoría de la Cámara sellando una unidad que ha dejado bastantes heridos y las tensiones no se han disipado aún del todo, pues está en discusión el poder partidario que se compone por el Comité Nacional y las autoridades de los bloques parlamentarios.

El FpV-PJ queda con alrededor de 90 diputados y un archipiélago de aliados de bloques menores. La UCR juntando todo lo que podía juntar queda con un bloque de 44 diputados, número que sumado al Peronismo Federal de Solá y De Narváez que hasta el momento anda por los 25 diputados más o menos, no llega a igualar a la primera minoría. Esto claro está, en el PF se llega sumándole a los bonaerenses los diputados de San Luis, Santa Fé, Entre Ríos y Córdoba que no responden a los primeros, por lo que sin un liderazgo claro este bloque sería más un interbloque que una expresión parlamentaria sólida.

En el medio quedan flotando los 2 chubutenses de Das Neves y los vernistas de La Pampa que aún no se definieron acerca de integrarse o no y es probable que armen bloques propios, reforzando la idea del interbloque y algunos diputados como el cordobés Montoya que expresó su deseo de formar un monobloque y los salteños Walter Wayar y Marcelo López Arias.

Es así entonces que se da la coincidencia entre el perdedor de la interna radical Gerardo Morales y los bonaerenses Solá y De Narváez. La necesidad hacerse fuertes en la pelea dentro de sus propios espacios y de sumar diputados como en el caso del PF, los lleva a aliarse pidiendo la presidencia del cuerpo "para un representante de la oposición". La movida solo podría tener éxito si se sumase el bloque de la UCR y la CC, pero ambos lo han rechazado.


Esta semana será la semana de la reforma política en la Cámara de Diputados, un tema que no ha tenido un amplio debate en la opinión pública como lo merece porque el espacio estuvo ocupado por el "caos" en la calle y el reclamo por mayor seguridad, saliendo a la cancha a falta de representatividad de los referentes opositores, figuras populares de la televisión. El martes el oficialismo espera tener dictamen del plenario de comisiones y llevarlo al recinto el miércoles. Hay optimismo en el oficialismo pues tendrían lugar modificaciones que arrastrarían hacia la afirmativa a algunos opositores de la centroizquierda y hasta se espera que algunos "disidentes" y aunque sea más dificil, legisladores de la UCR voten favorablemente el proyecto de ley.



La decisión de Cristina de levantar la movilización del 20 fue correcta en un momento en donde una "pelea por la calle" solo elevaría el estado de crispación sin beneficio a la vista y mucho más para perder que para ganar. El Gobierno debía además ponerse por encima del planteo de una pelea "por el modelo sindical" como algunos representantes de la CGT dijeron a raíz de los conflictos de los trabajadores del Subte y Premetro, los trabajadores de Kraft representados por su comisión interna y la renovada presión de la CTA por conseguir su personería. La política debe reafirmar su supremacía por sobre las corporaciones cualquiera que estas sean, inclusive si esta es la corporación de los trabajadores.


La irrupción en el primer plano de figuras mediáticas que se hacen cargo de la agenda opositora, haciendo eje en la "ola de inseguridad" ha tenido una respuesta fallida por parte del oficialismo. La peor ha sido la de Daniel Scioli comprando la "tolerancia cero" cuya doctrina trata, a modo de ejemplo, a los que se ganan un mango como trapitos y los limpiavidrios como "terroristas urbanos". Esta concesión es inadmisible y el paquete enviado a la Legislatura de "contravenciones" tendrá un trámite bastante complicado. Peor aún es la arenga a que "la policía recupera la calle" dicha desde el poder institucional. Queremos ser claros en esto: no partimos de una condena a la policía que debe cumplir con su rol de prevención y represión del delito, sino que a la luz de la experiencia histórica y además con la expresión del conflicto social en el espacio público, poco ayuda a la paz social que se considere desde el poder a la calle como un campo de batalla.

Y el Gobierno necesita más de los que saben atar alianzas que de los que llaman a la resistencia; hay en algunos dirigentes y militantes una evaluación erronea del momento político, quizás llevados por la fascinación de lo épico, que interpreta que este es un momento de "aguante" cuando en realidad a partir de la mínima derrota del 28J el Gobierno no ha parado de avanzar imponiendo sus iniciativas que incluyen reformas estructurales. Es cierto que la derecha tira cascotazos en todos los frentes, sumada a expresiones sociales que reclaman y eso mecere una respuesta pero la peor es la que los unifica a todos y amplía el frente con los que sin tener compromiso político alguno ni pensar en tenerlo, se sienten de alguna forma representados por la empatía demagógica de figuras populares.

Ante la falta de una respuesta adecuada a las circunstacias, el espacio lo ocupan quienes no deberían formar parte del dispositivo político central, a pesar de tener legítimamente ganado un lugar a fuerza de lealtad, construcción y militancia. El problema tampoco es que compañeros como Luis D'Elía se expresen según sus convicciones y estilo, el problema es que sean prácticamente la única respuesta.


No agotamos en este post toda la agenda, ni tampoco pretendimos hacerlo, pero el panorama político que es complejo, que requiere de una muñeca especial, da lugar al oficialismo a conservar un moderado optimismo si se considera que el 28J todo parecía perdido y hoy a fuerza de la generación constante de iniciativas políticas ocupa el centro de la escena y, aunque muchos digan que es la hora del recambio, estas mismas iniciativas han hecho que hasta los que sin tener compromiso político y reniegan de sus figuras y estilo, esperen mucho de él. En la correcta interpretación del reclamo y de la satisfacción de las necesidades populares está la clave para asumir el liderazgo con un mayor consenso en la ciudadanía.