Bastante en juego

A eso de las 10 y media dela mañana el gobernador de Chubut, Mario Das Neves fue a votar y luego de hacer la cola y emitir su sufragio se puso a festejar por adelantado el triunfo de su delfín Buzzi ante las cámaras de televisión diciendo que esta "Va a ser un noche inolvidable" y que "el resultado le permitirá seguir adelante en la carrera presidencial".

Más allá de que el porugués rompa con la veda electoral en vivo y en directo (y en las mil y una repeticiones de este momento por los canales de noticias C5N y Canal 26) se sabe que en estas elecciones se juega mucho más que la carrera de un candidato con hasta ahora nula intención de voto a nivel nacional: este resultado marcará el futuro cercano del Peronismo Federal en particular y de toda la oposición en general. Un eventual triunfo del FpV en una provincia gobernada por los disidentes desde hace 8 años sería un mazazo demoledor a la construcción política que desde la raiz peronista de sus dirigentes apuntaba a vaciar al oficialismo nacional de una porción de los votos que le permitiesen definir las elecciones nacionales en primera vuelta y el resto de la oposición se vería golpeada por el segundo triunfo al hilo en una provincia cuyas elecciones hasta el mes pasado tenía el resultado puesto; el avance del FpV se vería arrollador.

En el oficialismo nacional no se juega tanto en estas elecciones en Chubut y una derrota debería ser procesada sin drama, pero tomando nota que la lógica euforia y el triunfalismo que recibió un impulso el domingo pasado en Catamarca se debe moderar y considerar que cada elección es un partido aparte.

Y en el caso de que se de la cierta posibilidad de un batacazo kircherista, la alegría lógica de un triunfo en unas elecciones difíciles se capitaliza mejor si no se sube a una caravana festiva sino que mejor se serena al ánimo y se emprende la marcha hacia la próxima parada el 13 de abril en Salta con el espíritu alegre pero moderado.