Más de lo mismo

Aburre. Ayer a la tarde cuando veía balbucear a Mauricio Macri lo que viene repitiendo desde que decidió poner marcha atrás al traspaso de los subtes y el premetro que él mismo había firmado a principios de año pensaba que pasaría si fuese capaz de proponer algo distinto, si se decidiese a jugar este partido introduciendo alguna variante que demuestre que tiene con que para la empresa que se propone llevar adelante en el 2015. Para eso parece conformarse con el rótulo de esperanza blanca, como Cobos o el Lole o tantos otros que pasaron por el firmamento opositor, gobernando una ciudad que lo tiene todo si se compara con otras geografías del país y que no le traigan más problemas.

Y no se trata de que acepte lo que Cristina le propone, que si va cambiando la propuesta cada vez que trata el tema, sino que podría hacerse cargo de lo firmado (error fundamental y madre de todos los que fueron viniendo después si al final terminó repudiándolo) y proponer alguna variante, otro cronograma, algo que lo saque de esta posición reculante pero que deje bien claro que su actitud es hacerse cargo del tema.

Y tampoco alguien que pretenda ser Presidente de la Nación puede descalificar de esta forma a Congreso Nacional. Ni Cristina, a la que suelen colgarle el mote de autoritaria, en el momento más dificil de su administración opotó por desconocer lo que el Congreso habia votado con el plus en el caso de Macri de denostar a la UCR, el aliado que le haría falta para un despliegue nacional de su fuerza para pelear las presidenciales del 2015.

Así Macri en medio de exhortaciones al dialogo se muestra intransigente y falto de ideas, se convierte en la caricatura que sus adversarios en la pelea política dibujan de él, uno de los peores errores que pueden cometerse en política y apela al pantano judicial en lugar de actuar como un lider político con hambre de comerse la cancha.

Nadie lo obligó a ocupar ese lugar. Se metió solo.