Lo que queda del domingo

Un triunfo contundente, sin atenuantes, por un porcentaje mayor que el que pronosticaban hasta las encuestas más favorables al PRO e incluso haciendo una mejor elección que en el 2007 luego de 4 años de gestión que termina avalada en las urnas en forma inapelable.

Con el PRO sacando el 47,08 % de los votos y una diferencia de casi el 20 % por encima de Daniel Filmus, hacen que el balottage se convierta en una especie de mera formalidad que anoche el candidato del FpV se comprometio a cumplir mientras que los jefes políticos de fuerzas que hicieron una elección desastrosa como Ricardo Alfonsín y Elisa Carrió no tienen otra que festejar la victoria de Macri escondiendo la derrota propia y cuyos votantes se volcarán en masa a apoyar al JG casi reelecto.

Es cierto que el FpV mejoró bastante su performance de los últimos años pero no sirve de consuelo cuando el objetivo era poner a Macri a tiro en la segunda vuelta. La mejora en la aceptación era palpable y la meta parecía alcanzable pero el FpV creemos que falló en girar constantemente en vacío y hablarle casi exclusvamente a la tropa propia, un paso de campaña imprescindible al comienzo pero que debe dejar lugar a una propuesta más amplia al andar. Esa autorreferencia repetida además de mala consejera, crea un microclima contraproducente y lleva a malas evaluaciones políticas del escenario real, un error en el que cayó la dirigencia y la militancia kirchnerista.

Macri acertó en la campaña despolitizadora y metió a todo el mundo en el pelotero y los globos y el FpV no pudo sacarlo de ahí en ningún momento. El terreno elegido fue el más propicio para el PRO, con Macri ausentándose de la campaña sin tener la obligación de bajarse a discutir política. Por él hablaban las imágenes, los carteles en la calle y sus dirigentes, pero jamás el JG tuvo la obligación de poner el cuerpo para defender su territorio y fue relativamente sencillo llevarla adelante. No le hacía falta discutir y esto se ve en los resultados, ambas campañas fueron por carriles que no se tocaron en ningún momento.

Tampoco el resultado es atribuible solamente a los aciertos de la campaña del oficialismo local y los errores de la propia del FpV. Hay una historia de desencuentro entre el peronismo y el votante porteño que pareciera a veces que sentarse a reflxionar acerca de sus razones por pensar como piensa y por votar como vota es renunciar a las propias convicciones cuando existe una lógica, que uno seguramente no comparte pero lógica al fin, para expresarse de ese modo. De esta interpretación tiene que surgir una política que interpele al porteño en su compleja dimensión tanto en el discurso como en la acción concreta con un objetivo de mayoría.

Se pueden hacer muchas consideraciones acerca de este resultado. Compartimos en lineas generales este análisis de Ezequiel Meler escrito al calor de la derrota pero que iba tomando forma a medida que la campaña avanzaba y me lo adelantaba en nuestras conversaciones.

Es muy duro este resultado pero el kirchnerismo siempre ha dado muestras de querer mejorar y lo ha hecho tomando lecciones de sus errores. Esta es una oportunidad más de demostrarlo, tiene que aprender de esta derrota, no hay otra alternativa.